El lunes 7 de febrero de 2022 tuvo lugar en la facultad de Bellas Artes de Pontevedra la defensa de la tesis doctoral de Rebeca López Villar, que, bajo la dirección de la doctora Marina Susana Cendán Caaveiro, obtuvo la calificación de Sobresaliente cum laude.
El tribunal estaba compuesto por la doctora Graciela Padilla Castillo (Universidad Complutense de Madrid) como presidenta, el doctor Marcos Dopico Castro (Universidade de Vigo) y el doctor Miguel Anxo Rodríguez González (Universidad de Santiago de Compostela) como vocal.
La tesis se titula «Representaciones de la Bruja en la creación audiovisual contemporánea (2000-2019): videoarte, cine y televisión». Se trata de una investigación teórico-práctica que propone un análisis transversal de las representaciones e implicaciones de la figura de la Bruja en la creación audiovisual actual, atendiendo a obras de videoarte, cine y televisión nacidas entre los años 2000 y 2019. Partiendo de la hipótesis de que existe una diferencia esencial entre el uso de la Bruja en el ámbito del cine y el de las artes plásticas, se observa que, efectivamente, el videoarte tiende a trabajar con la Bruja desde un punto de vista político, mientras que los proyectos cinematográficos y televisivos cuentan con otras motivaciones.
Desde un punto de vista metodológico, los casos de estudio se han abordado desde un enfoque próximo a los feminismos, con perspectiva de género, y desde la práctica artística. Asimismo, el análisis se caracteriza por su transversalidad, ya que aparecen elementos de otros ámbitos de conocimiento, no solo del artístico. Con el propósito de no incidir en la obra de artistas reconocidas y reconocidos, se ha incluido la obra de creadoras y creadores emergentes y autóctonos.
Entre los objetivos de la investigación se encuentran los siguientes: elaborar un marco teórico-semántico para abordar el concepto de la Bruja desde múltiples enfoques, analizar la figura de la bruja desde la perspectiva de género, establecer un recorrido iconográfico sobre la representación histórica de la Bruja en las artes visuales, exponer una relación de creaciones audiovisuales contemporáneas con la Bruja como protagonista principal, analizar la intencionalidad de las y los artistas en el modo de presentar a la mujer en la creación a través de una de sus múltiples representaciones, observar las relaciones que existen entre el feminismo, el arte y la Bruja como símbolo de reivindicación y comparar el modo de representación de la Bruja en los diferentes medios audiovisuales.
Sobre las motivaciones personales y el origen de esta investigación, lo brujesco femenino ha estado presente en numerosos proyectos previos, tanto en el ámbito académico e investigador como en el artístico. En este sentido, la propuesta conceptual de este trabajo puede entenderse como una consecuencia directa del desarrollo continuo de obras en torno al objeto de estudio y de la necesidad de complemento teórico para las mismas.
Entre las conclusiones, destaca que de los 80 casos de estudio en cine y series de televisión estudiados, solo 10 están creados por mujeres. Se comprueba que la presencia femenina en creación de contenido y dirección de películas y series televisivas con elementos brujescos es considerablemente menor que la masculina. En el ámbito de las artes plásticas, se han abordado 34 obras, de las que 28 tienen firma femenina.
Aunque comienza a observarse una evolución del modelo de la Bruja, la mayoría de brujas conservan características negativas y sexistas, como ocurre con la generalidad de representaciones femeninas fílmicas. El monstruo, entendido como lo Otro, multiplica su Otredad cuando es femenino. La conversión de la Bruja –entidad contracultural–, en objeto de consumo es real y, observando la cantidad de proyectos cinematográficos que protagoniza, parece que funciona económicamente. La bruja fílmica occidental funciona en tres direcciones, principalmente: da miedo, es moralizante y ayuda a fijar determinados estereotipos sexistas; es decir, contribuye a apoyar los pilares de una sociedad que es, en esencia, patriarcal.
Uno de los motivos que podrían explicar esta ausencia de compromiso político o perpetuación del estereotipo femenino tradicional es el contexto económico en el que surgen las películas. La producción audiovisual nacida dentro de la industria del cine y de la televisión está regida por una serie de cuestiones intrínsecas a esa condición industrial; esto es, se encuentra, en principio, más dominada por una lógica económica que las artes plásticas.
Las diferencias entre los proyectos artísticos y los cinematográficos son entonces considerables. En el campo artístico, la Bruja sirve para representar subversión, posicionamiento político. En este sentido, destaca el importantísimo papel que jugaron los movimientos feministas, sobre todo a partir de los años 60 y 70, para modificar la consideración de la Bruja, que dejó de ser algo únicamente negativo y pasó a convertirse en símbolo de resistencia, rebelión y sororidad.
Y efectivamente, aunque hay voces que continúan incidiendo en las características perversas de la bruja con fines diversos, a través de la representación, pero también del lenguaje, cada vez son más las autoras y autores que apuestan por prescindir de lo negativo y por desarticular el estereotipo. Esto es, tratan de darle la vuelta al símbolo y subrayan el carácter feminista de la figura que nos ocupa, ensalzando la desobediencia, la resistencia y, por qué no, la contracultura.